miércoles, 25 de mayo de 2011

Dossier final "Recetario de cuerpos humanos"



En este dossier de investigación plástica, presento cuerpos humanos como platos de cocina elaborados.

La presentación, está basada en la estética de los libros de recetas o recetarios tradicionales.

Y en cuanto al concepto, se representa el cuerpo como carne.

Una de las conclusiones a las que llegué con la investigación de esta investigación plástica, fue la de el sentido de la conquista del ser humano, “el poseer” y dominar sobre todo lo demás para sentirse seguro de su superioridad.

Y esto me llevó a una cuestión importante: ¿qué es el cuerpo sino otra posesión más? Y al igual que todas ellas, ¿también en él queremos mandar, o someterle a nuestras ideas?

El comer, ya humanamente, tiene el valor del alimento, combustible para nuestro organismo. Pero a la vez tiene connotaciones simbólicas muy expresivas.

Por ello me gustaría mostrar antes que nada, ritos relacionados con la comida en nuestra sociedad, y no podría faltar la religión predominante de nuestra sociedad, la cristiana, la comida simboliza el rito de la Eucaristía.

Al comer el pan, estamos convencidos de que nos alimentamos con el Cuerpo de Cristo. Su palabra ("esto es mi Cuerpo") significa ser el Cuerpo de Dios que ha querido ser nuestro alimento. Este es el primer sentido que Cristo ha querido dar a la comida eucarística: "mi carne es verdadera comida".

Comer, para muchos expertos, no sólo consiste en saciar el apetito, disfrutar del paladar y mantener el organismo, sino hacerlo en comunión con otras personas e inclusive hacerlo con carácter sagrado.


Si nos vamos a culturas como China o Japón, comer es todo un ritual. La combinación armónica de ingredientes, el sabor de los alimentos y la elegancia en el arreglo de las vajillas permite alcanzar un equilibrio nutricional y una placentera experiencia para los sentidos.

Con esta importancia sobre el ritual de la comida, en mi proyecto, propongo un ritual de canibalismo, En la psicología el canibalismo se describe como el resultado de impulsos agresivos-orales no controlados, un acto antisocial tenido del deseo de dominación.

El deseo, se dice, del anhelo de saciar un gusto.

El deseo es una maquinación mental, que trastorna el cuerpo y la mente que habita. Pues desde que se comienza a desear algo, no descansa hasta conseguirlo, y busca todas las posibles opciones para poseerlo.

A cada deseo le precede un sentimiento, por ejemplo, se puede decir que al deseo sexual le precede un sentimiento de atracción.

El deseo sea del tipo que sea y su satisfacción, forman parte de la naturaleza humana, y solo las normas sociales nos impiden realizarlos.

El deseo que yo propongo en este trabajo es el más primario de todos, el deseo carnal.

La carne, que simboliza nuestros instintos, la parte menos racional de nuestra personalidad.

Es un alimento primario, se devora, y se relaciona con un estado pasional. Las emociones dominan la razón. Se deja llevar por la pasión sin pensar demasiado en las consecuencias. Actúa por instinto. Busca el placer más terrenal.

Además, si la carne es cruda, la simbología es la purificación del organismo, como nos cuenta Merio tello en su diccionario de los símbolos.

En mi proyecto, la carne es mostrada, utilizada y organizada con crudeza, belleza y delicadeza, creando un lenguaje violento y armónico, instintivo e intenso.

La repulsión que inspira el material utilizado, provoca el morbo del espectador.

Y teniendo claros estos conceptos, mi obra se basa en el deseo carnal, en la posesión del cuerpo, en su materialización en carne, hasta llegar a convertirlo en comida para otro ser humano, su forma de alimento, presentada de forma tentadora y deseable en forma de plato elaborado, y esperando ser degustado y devorado.

Una forma de canibalismo emocional, un rito pagano, que en vez de divinizarnos por medio de la acción de comer a dios, sacia el deseo pasional de poseer otro cuerpo, provocado por una atracción incontrolable, de un ser humano hacia otro.

Querer poseer un cuerpo por completo, hasta que forme parte de uno mismo y proporcione energía, sea su combustible.

Con este proyecto, pretendo que el espectador entre en contacto con un mundo de sensaciones, y sabores, donde se dan bocados de realidad, degustando en ellos el dulce plato de la vida, y su comida mas primaria, sin al que no podríamos existir.

Un menú de formas, un recetario de platos con un aire galante, sofisticado y erótico, llenos de belleza y dolor.

El espectador podrá elegir, al igual que en la vida real, el cuerpo que el desea, a “la carta”, y preparado a su gusto. Esto hace que la obra interactúe con el espectador, y narre por si sola, algo que pretendía desde el principio.

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